Cuenta la leyenda que fruto del amor casi imposible del dios Sol Inti y la diosa Luna Quilla nacieron junto al lago Titicaca Manco Cápac y Mama Oclla durante un eclipse. Los dioses ordenaron a los jóvenes que encontrasen una tierra fértil donde establecerse y guiasen a los hombres en el arte del cultivo de los campos y la cría de animales, y a las mujeres a hilar, tejer y cuidar de la casa y de la familia. Para ello se les dió una vara de oro que debían intentar clavar en el suelo, allá donde ésta se enterrase sería el lugar escogido.
Así Manco Cápac y Mama Oclla iniciaron un viaje hacia el norte pasando por territorios de pueblos poco amistosos hasta que llegaron al valle del río Huatanay, donde el báculo se hundió hasta casi desaparecer. Alrededor de aquel agujero en la tierra fundaron la ciudad de Cusco, la que sería capital del Tawantinsuyo inka, “el ombligo del mundo”.

Cusco, a pesar de estar en un valle rodeado de montañas en parte colonizadas, se encuentra a 3400 metros sobre el nivel del mar.
Cusco es una ciudad como ninguna otra que hayamos visto. Las piedras de sus calles nos explican historias centenarias, milenarias según algunos historiadores. Entre sus muros vivieron Manco Cápac – hijo del Sol y la Luna y primero de los Inkas -, Pachacútec – el más grande de los Inkas-, Pizarro o Tupac Amaru II, el primer gran revolucionario de Sudamérica. Después de la conquista española se convirtió en un foco de mestizaje biológico y cultural que aún hoy se respira en sus plazas y sus calles.

La concurrida plaza de armas de Cusco ocupa la mitad norte de la antigua plaza central del imperio inka, la Huacaypata, la plaza de los sollozos

El centro de la plaza lo ocupa desde hace poco la estatua del inka, una representación de Pachacútec
Cusco es una ciudad de piedras, sí. Templos, iglesias, palacios, monumentos, calles adoquinadas que transcurren sobre antiguos caminos inkas.

La calle Márquez transcurre sobre uno de las 4 caminos que, desde la plaza de armas, comunicaban con los extremos del imperio
Pero sobretodo Cusco es una ciudad de personas, mercados abarrotados de colores y olores, buses desde los que los revisores gritan el recorrido y conminan a los pasajeros a apurarse al subir o bajar, taxis que insistententemente pitan a posibles clientes, limpiabotas, muchachas con una pequeña báscula en la que te puedes pesar por 40 céntimos de sol, vendendores ambulantes de absolutamente todo: maíz de colores, encendedores, sopa, recargas de teléfono, cuys crudos o asados con hierbas, ponchos y gorros de lana, fruta, espigas de trigo, plátanos cocidos, sombreros, jugos y brebajes de todos los colores, agendas, huevos duros de codorniz con sal, CDs piratas, yucas, bolsas de plástico, bambú, juguetes, calcetines, paltas, tabaco, pan y bizcochos, marcos, difusores, tartas,…

Dentro del mercado de Wanchaq, sentada en el suelo, con unas pocas frutas y verduras a sus pies y un sombrero de copa blanco

Por las mañanas se pueden comprar platanos y papas dulces a la brasa, por la tarde predominan los vendedores de pinchos
Cusco es una ciudad de piedras, piedras junto a las que se sientan a masticar coca mujeres quechua con sus sombreros y sus vestidos de lana, piedras junto a las que pasan las cusqueñas cargando a sus bebés en su quic’lla multicolor, piedras sobre las que cortan anchos tallos de bambú o en las que se apoyan los jovenes mientras se explican batallas en una jerga acelerada y tosca, difícil de seguir, con una melodía llena de altibajos y en medio de risas desacomplejadas. Si lees en alguna guía, como he leído yo, que la marabunta de gente no te deja ver los monumentos, tira la guía a la basura.

Por todas partes se pueden ver mujeres -también algunos hombres- con sus quic’llas a la espalda, cargando niños o cualquier cosa

Las calles están llenas de niños de todas las edades, a menudo acompañando a sus padres en la calle mientras estos intentan vender 4 artesanías o un poco de fruta de su huerto, aunque también se les vé solos vendiendo CDs piratas o lápices de colores
Hace unos días que no escribíamos, pero por buenos motivos. Hemos tenido la visita del tiet Marc y Jana y Bruna han estado colgadas de él desde el primero al último minutos, a menudo literalmente. Aprovechando la visita hemos hecho el turista un poco vistando el Machu Picchu (habrá una entrada a parte sobre éste). En paralelo, aunque más estos últimos días, estamos visitando un interesante proyecto educativo en el mismo Cusco (del que también habrá una entrada) y contactando con otros en Pisac y Arequipa, que visitaremos en las próximas semanas.

Ha sido la alegría de la semana, la esperada visita del tiet Marc. Jana rompió a llorar mientras le veíamos alejarse en un taxi hacia el aeropuerto
Además esta semana estamos los 4 un poco tocados. El mal de altura no ha sido demasiado problema, un poco de dolor de cabeza y punto. Nada que no remedie un mate de coca. Lo que sí notamos mucho es la falta de oxígeno cuando realizamos algún esfuerzo, como subir unas escaleras con alguna de las niñas a cuesta. Sílvia dice que es la misma sensación de cuando estás embarazada y los pulmones a veces se te quedan cortos.
También estamos notando diferencias en la cocina. Hasta hoy mismo no sabíamos si era problema de la presión, del agua (cocinamos siempre con agua embotellada), de la cocina o del cocinero, pero la pasta nos queda pastosa, el arroz en un curioso estado cuántico entre crudo y pasado y las patatas irremediablemente deshechas. Hoy por primera vez nos ha quedado una comida decente (las patatas hay que hervirlas con piel) y la cocinera del hostal Villa Mágica, donde nos alojamos, nos ha confirmado entre risas que no nos hemos olvidado de cocinar en una semana y que a esta altura hay que medir muy bien las cantidades para que la pasta o el arroz queden bien.
Sea lo que sea nuestro estómago se está resintiendo y primero Bruna y después el resto hemos tenido dolor de barriga y diarrea. Nada preocupante, buena hidratación y no abusar del esfuerzo físico. Pero Cusco bien vale unas pocas visitas al baño.

Y un colibrí nos visita a menudo en el jardín, inluso se posó un segundo en una ramita entre vuelo frenético y vuelo frenético para que pudiera hacerle una foto

"Cusco, el ombligo del mundo" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Qué chulo, qué colorido y qué diferente todo, no sabía que afectase tanto a la cocción de los alimentos la altura del lugar. Ahora mismo yo también cambiaba la gripe de aquí por un dolor de barriga en Cusco. Un besazo fuerte.
Quina alegria tornar-vos a llegir! En teníem mooooltes ganes!
Per les fotos sembla com si haguéssiu començat un viatge nou. El paisatge, els monuments i sobretot la gent et transporten a un lloc completament diferent.
Demà veurem el tiet marc i esperem sentir totes aquestes aventures en directe.
Cuideu-vos molt! I ànims amb la cuina.
Petonets molt forts des de la meridiana
La Jana i la Bruna segur que están alucinades amb tanta colors con porta la gent! Molts petons
És curiós com les diferències que a nosaltres ens semblen tan aparents per elles són casi transparents. Elles es fixen en el noi que està jugant amb escuma (típic de carnestoltes aquí) independentment del color de la seva pell o de com va vestit. Definitivament el seu univers és diferent al nostre, per sort.
Per cert que elles van més colorides encara que la gent de Cusco, jeje.
Ja us trobavem a faltar!
pero veig que la manca d’entradas no vol dir que estigueu parats, quantes coses!
Tens rao, la forma de veure les coses dels nens es tan diferent… hauriem d’aprendre tant d’ells!
I les nenes estan guapissimes, per cert, se les veu tan felices a les fotos…
Cuideu-vos i descanseu que encara us queda!!
Ha sigut una experiència molt maca que hem viscut junts amb una vivència molt maca i una gent molt amable
No me imagino a las niñas tomando el mate de coca para los mareos, Y seguro que encontrareis el punto para la comida aun que los sabores sean diferentes, yo estoy deseando prepararos un arroz de bogavante y todo lo que os apetezca muchos abrazos y besitoss
Para las niñas manzanilla. Empezamos a cogerle el truquillo a la comida, solo falta que nuestros tránsitos intestinales se reestablezcan (ejem). ¡A lo del arroz con bogavante me apunto ya!
Realment, sembla que hagueu començat un viatge nou. Nous paisatges, gent, cultura, gustos, dolors, sentiments… Esperarem frisants l’entrada del Machu Picchu.
Petons!!!