Escrito por Los días en Baños pasan tranquilamente. Dibujando en la terraza del hostal, paseando por el centro de melcochería en melcochería, probando unos chochitos con cuero, visitando el café Vieira (en Martínez con Halflants) para tomar un delicioso caffe latte nosotros o una leche caliente con chocolate la niñas.
El café Vieira ha sido un descubrimiento. Libros, arte, juguetes, muy buen café y unos propietarios encantadores.
Chochitos con cuero: banano frito, tomate, cebolla, maiz tostado, palomitas, chochitos (altramuces), cuero de cerdo tierno y limón. Sin cuero mejor.
En Baños lo que más abunda después de agencias de deportes de aventura son dulcerías. Caramelos, caña de azucar, dulce de guayaba y, sobretodo, melcocha. A determinadas horas del día da la impresión que todas las dulcerías se ponen de acuerdo para empezar a batir la melcocha y el pueblo se llena de un aroma de azucar tostado que es irresistible, sobre todo para Jana y Bruna.
Batiendo melcocha
La melcocha es un dulce a base de azucar (de caña, de panela,…) o miel. Sobre esa base a menudo se añaden sabores de fruta como fresa y mandarina o de chocolate. Se calienta como el caramelo y cuando ha cogido una consistencia como de masa de pan se enfría. Enfriarlo es quizá la parte más atractiva del proceso. En todas las paraditas de dulces hay un saliente, como una pequeña rama de árbol, en la que se cuelga la masa y se deja caer estirando del extremo inferior hasta que tiene en algunos casos dos metros de largo. En ese momento se hace balancear, se coge por el primer tercio de la longitud y se voltea sobre el saliente de la pared. El proceso se repite hasta que tiene la temperatura adecuada para hacer perqueñas barritas que se envuelven para la venta. La habilidad y espectacularidad de quien está batiendo la melcocha quizá no influya demasiado en el resultado final, pero es digno de ver. Por cierto, la melcocha de panela con mandarina, cuando aún está calentita, es deliciosa.
A menudo durante el batido van extrayendo pequeños trocitos que dan a probar a los espectadores. Aquí es donde Jana y Bruna abren los ojos como platos. Cada vez que salimos de paseo se paran en todas y cada una de las dulcerías donde están batiendo la melcocha esperando que les regalen algún trocito y llega un momento que hay que pararles los pies si no queremos que el nivel de azucar en su sangre suba tanto que ellas mismas se conviertan en melcocha.
Dentro del hostal el tiempo pasa poco a poco. Escribimos, pintamos, comemos maiz tostado con cuero, leemos, comentamos las últimas experiencias del viaje y casi nos atrevemos a mirar hacia Mayo, cuando toque volver a Barcelona, solo casi. Jana y Bruna, después de ver centenares de personas vendiendo de todo en las calles del Cusco o de Quito deciden poner un pequeño negocio. Primero un coco, después caña de azucar, algún día palomitas. Sobre la barra de la cocina dejan un pequeño cartel cada una, escrito por ellas mismas: “TASTE IT, TIPS. JANA (5) BRUNA (2). GRACIAS“. Y funciona. Un dolar con 85 centavos de propinas. Suficiente para un trozo de melcocha y dos helados.
Trabajando en su negocio
Paradita de Jana y Bruna
Disfrutando los beneficios del negocio
Delante del hostal las vendedoras de caña de azucar han recibido un importante cargamento. Durante dos días lavan, friegan, vuelven a lavar, cortan y empaquetan centenares de cañas de más de tres metros cada una.
Limpiando las cañas de azucar
Tanta actividad encuentra su explicación el sábado antes de ramos. Baños amanece invadido por miles de ambateños que vienen caminando 40 kilómetros para ver a la Virgen del Rosario de Agua Santa. Centenares de personas cruzan ante el hostal camino de la Cabellera de la Virgen desde la madrugada y las vendedoras de caña sacian su sed de agua y azucar para recuperar fuerzas. Las zonas verdes de la plaza de la catedral están llenas de gente durmiendo tapados con mantas o incluso en pequeñas carpas (tiendas de campaña). Los comedores en el centro están abarrotados, sobre las mesas dormitan los que esperan un plato caliente para calmar su hambre y frío. Un poco más tarde las imperiosas necesidades de los caminantes son sustituídas por los que llegan en bus o carro particular, más turistas. Las melcocherías baten de forma contínua. Las agencias de deporte de aventura se lanzan a vender tours de uno o dos días aprovechando que al día siguiente es domingo. Los hostales reciben grupos que buscan habitación para 24 y se organizan con el negocio de en frente para darles cobijo. Y la catedral abre sus puertas de par en par. Cuando acabe la fiesta el único camión de la basura de Baños recorrerá el pueblo haciendo sonar sin parar el MIDI de “Ojalá que llueva café” de Juan Luis Guerra.
La ciudad invadida de pelegrinos
La plaza de la catedral llena de paraditas de comida y artesanías
Muchos jóvenes entre los peregrinos, durmiendo donde se pueda
Los que tienen más suerte disponen de un pedacito de pasto donde tumbarse
Mientras los pequeños puestos de comida no paran: ceviches, chochos, mote, maiz frito dulce o salado, cuero tostado,…
De domingo corriendo hacia misa
Es innegable que esta gente se las ingenia con todo lo que tienen
Y entre medio de la marabunta un sonido completamente fuera de lugar. Dan Flynn, un músico norteamericano con varios didjeridoos que él mismo fabrica llenando el ambiente de sonidos de una tierra muy lejana. Suya es la banda sonora de este post.
Dan Flynn, a.k.a. Didjeridan, sonidos de Australia en los Andes ecuatorianos.
Nosotros seguimos paseando, asombrados y desconcertados por la cercanía de la montaña, por la Cabellera de la Virgen, por la rabia del Pastaza bajando por el cañón que recorta el extremo norte de Baños y por la belleza de las pinturas que cubren algunos de sus rincones.
Allá arriba, oculto por el cerro y las nubes, descansa una caldera que en los últimos 20 años ha despertado 3 veces, en dos de ellas cubriendo de lava la vía de comunicación con Ambato y obligando a evacuar la ciudad bajo una nube de cenizas. Pero los baneños están orgullosos de ella y la llaman con respeto Mamá Tungurahua.
De paseo. Desde que estuvimos en el Cusco Jana y Bruna piden tener el pelo largo. Mientras no les crece han decidido utilizar sus chaquetas como pelucas…
Pasando por el antiguo puente de San Francisco…
Al fondo saltos de agua con Baños en lo alto del acantilado
Por fin, de noche, la plaza empieza a recuperar la calma
Y para despedirnos de Baños, de cena en un restaurante con una Pilsener bien fría…
"Baños, negocios, grafiteros, la virgen y un didjeridoo" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Xics! Quantes coses! Quina quantitat de saber esteu acumulant! Quin goig d’experiències! Molts besets!
Quines negociantes, la Jana i la Bruna! Com deia el Roger, emprenedores en potència. I amb recompensa i tot. El primer gelat guanyat amb els seus diners (he, he). I quin munt de colors, en totes aquestes parets!