Nuestro hostal queda justo en frente del Centro Universitario Puerto Williams de la Universidad de Magallanes. En el cartel exterior de una bonita cabaña leemos: Programa de Conservación Biocultural Subantártica, Parque Etnobotánico Omora, Centro de Estudios Ecológicos a Largo Plazo, Instituto de Ecología y Biodiversidad. Todo resulta sumamente atractivo y entro.
Le explico a Rocío quienes somos y nos invita a acompañarla en una de sus salidas de campo para observar y anillar aves en el Parque Omora. Quedamos otro día para conversar con Camila Saldíaz, encargada de coordinar la sección de educación. Me explica que la “estación de campo” (como la conocen los vecinos del pueblo) funciona, a nivel local, como centro universitario en el que se imparte un magíster de Ciencia, Manejo y Conservación de Recursos Naturales Subantárticos. También es el centro de trabajo y residencia de diversos doctorados, voluntarios y alumnos en prácticas de la Universidad de Magallanes y de la University of North Texas.
Una parte importante del trabajo de Camila consiste en acercar la universidad y los conocimientos que en ella se elaboran a la gente y a las instituciones de este pequeño pueblo y de toda la región. Me explica que la llegada de la universidad al segundo pueblo más austral del mundo (el primero es Puerto Toro, con unas pocas familias) trajo grandes expectativas entre los vecinos. Por fin podrían ofrecer a sus hijos estudios superiores sin tener que enviarlos a vivir a Punta Arenas o a Santiago. Aunque pronto se dieron cuenta de que aquello no era una universidad de títulos y carreras sinó unas instalaciones pensadas para llevar a cabo investigaciones de campo.
No sé exactamente si estaba previsto de antemano, pero el hecho es que con el tiempo surgió la necesidad de un acercamiento entre el pueblo y la universidad. El proyecto de colaboración empezó con un Taller de Medio Ambiente y un Taller de Ecoturismo científico ofrecidos como actividad curricular en el Liceo C-8 Donald McIntyre Griffiths. Algunos de sus alumnos han recibido premios a nivel regional por los trabajos de investigación realizados en el marco de dichos talleres. En la actualidad la colaboración se extiende a los jardines infantiles, la comunidad yagán, el ejército de la marina, etc. También se programan monográficos mensuales abiertos, aprovechando alguna efeméride (día de las aves, día de los árboles…) o la presencia de algún científico invitado. Todo ello se puede consultar en su web y en la prensa local.
La ubicación de esta sede universitaria aquí no es gratuita. Nos encontramos en plena Reserva de la Biosfera del Cabo de Hornos (UNESCO 2005). Se caracteriza por conservar un mosaico representativo de ecosistemas terrestres, dulceacuícolas y marinos subantárticos (latitud 47ºS a 56ºS) sin réplica en ningún otro punto del planeta. Camila comenta la importancia destacada de las plantas no vasculares y nos sugiere subir andando al Cerro de la Bandera.
Efectivamente, allí apreciamos un paraiso de líquenes, musgos y hepáticas… entremezclados con árboles de ramas enrevesadas y troncos caídos que hay que ir superando.
El ascenso es cansado por ser todo el rato en vertical, pero dentro del bosque nos acompaña el canto de multitud de pájaros. Incluso creemos identificar el característico silbido del fiu-fiu.
Con el sonido del pájaro carpintero no tenemos duda… lo buscamos en silencio… y allí está, una pareja de carpinteros negros.
Las vistas desde la cima son realmente espectaculares. El canal Beagle, Puerto Williams y los Dientes de Navarino.
Poder tocar la nieve es una gran recompensa tras el esfuerzo relizado por Jana y sus piernas de 5 años.
Como suele ser habitual, tras volver a casa, ducharnos y preparar un merecido bizcocho para merendar, nos ponemos a pintar… esta vez en rojo y negro.
"Reserva de la Biosfera Cabo de Hornos y Cerro de la Bandera" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Com deveu haver gaudit e la excursio!!!!
I tant Eva!! L’alicient de veure ocells al mig del bosc i la promesa d’unes vistes espectaculars quan fóssim a dalt van ajudar molt.
La Jana va superar el cansament de les dues hores i mitja de constant pujada escoltant les històries dels barcos que centenars d’anys enrere solcaven les aigües del canal que teníem davant
(http://sinpiedrasenlosbolsillos.com/2014/12/28/los-carpinteros-del-pasado/) i que li anava narrant el Xose.
La Bruna va superar la frustració de no poder pujar tota l’estona per si mateixa dormint a la meva esquena.
Una abraçada
¿Alguien nos ayuda a identificar las espècies de las fotos?
Carai, nois! Com deveu haver gaudit. En especial la Sílvia, no? El paradís! Intueixo que t’agradaria una feina com la de la Camila!
Bravo per la Jana! Una supercaminadora!