Llegamos a Puerto Villamil desde Puerto Ayora después de un pesadísimo viaje en lancha rápida que dura poco más de dos horas, tres vómitos y mucha transpiración. Llegamos acalorados, cansados, somnolientos, mareados, hambrientos, con mucha sed… pero dos pingüinos y varios lobos marinos nos dan la bienvenida.
Estamos en Isabela que es la mayor de las 19 islas y más de un centenar de islotes que configuran el archipiélago de las Galápagos.
Venimos de Santa Cruz, ya algo acostumbrados a ver lobos marinos y otros muchos animales, pero aquí su presencia vuelve a sorprendernos. Los vemos por toda la costa, durmiendo, nadando e incluso compitiendo por un lugar en el banco de la playa.
El otro día nos pasamos un cuarto de hora observando esta “disputa” que no tiene desperdicio. Premio para el que localice a los dos actores secundarios: una iguana y un cangrejo ermitaño.
También las iguanas marinas están por todas partes y a menudo hay que sortearlas para no pisarlas y estorbar su descanso. Entran y salen del agua, se amontonan las unas sobre las otras y expulsan divertidos chorros de sal por la nariz. Por su aspecto nadie diría que son totalmente inofensivas y que comen básicamente algas.
Nos instalamos en el Hostal Sula Sula (después de la buena experiencia de Pau y Myriam) que coge el nombre del piquero patas rojas, y a los dos días las niñas ya están súper integradas. Hacen un trío fantástico con Mía, la pequeña de las hijas de los anfitriones, y por las tardes cuesta sacarlas del hostal. La mezcla de acentos de Jana jugando es encantadora. Bruna continúa mezclando catalán y castellano sin el menor reparo.
Puerto Villamil invita sin duda a la calma. Parece una población a medio construir con calles sin asfaltar que nos recuerdan Puerto Williams, allá en el fin del mundo, y casas con segundos y hasta terceros pisos desnudos, con los pilares al aire y los hierros del encofrado haciendo de improvisados pararayos.
En Isabela no hay agua potable y aunque se está construyendo una planta potabilizadora (prevista para 2016) mucha gente funciona a base de grandes bidones de 5 galones.
Los comercios diversifican sus productos y es normal encontrar motosierras junto a las latas de atún. Aunque es difícil encontrar verduras y la mayoría de los productos son importados y tienen precios prohibitivos. Aún así, conseguimos almorzar en Las Palmeras por 10 dólares los cuatro. Unas sopas exquisitas (de pescado, queso, carne o chancho), un arroz con pescado o carne, un delicioso jugo de fruta y un pequeño postre.
Como aquí no hay cajeros y difícilmente se puede pagar con tarjeta tenemos el presupuesto muy ajustado. Por suerte, hemos descubierto la casa de la señora que vende helados caseros a 40 centavos, imprescindibles para soportar el sol abrasador.
La mayoría de servicios están orientados a los turista que vienen en una estancia rápida para hacer los tres tours estrella: Volcán Sierra Negra, Tintorera y Los Túneles. Todos ellos requieren el acompañamiento de un guía oficial del Parque Nacional Galápagos. Estos son los responsables de la preservación del entorno y el respeto a la vegetación y a los animales durante las excursiones. Tal exclusividad y el hecho de que los turistas vienen a menudo los días justos para realizar los tours hace que los precios sean bien altos y que Galápagos se haya ganado la fama de destino de lujo.
Nosotros no tenemos prisa y esperamos a que pasen los días. De momento, sin costo extra alguno, nadamos a diario con lobos marinos, iguanas, rayas, infinidad de peces… y contemplamos continuamente pelícanos, fragatas, gaviotines, pinzones, canarios María…
De hecho, intentamos pasar la mitad del tiempo debajo del agua. Jana ya está intentando descubrir el método para convertirse en lobo marino (no lo dice en broma!). Uno de nuestros rincones favoritos es Concha de Perla. A esta bahía se llega por un precioso sendero que transcurre entre manglares y en el que vamos encontrando iguanas, cangrejos y lobos tendidos en medio del camino o entre las raíces.
Al final del recorrido una plataforma invita a dejar la ropa y saltar al agua. Los estímulos bajo del mar son tan grandes que Jana está aprendido a nadar y a hacer snorkel al mismo tiempo y por si sola.
Y es que la recompensa estaba allí esperándola… y esperándonos. Hemos visto un caballito de mar. Parece que hasta el momento nadie había reportado su presencia en este lugar de la isla y nosotros tuvimos la suerte de estar presentes cuando otro visitante lo encontró. Desde entonces hemos vuelto en varias ocasiones a contemplar sus gráciles saltitos sobre el fondo marino. No se me ocurre mejor propuesta que la de Jana estos días: “Mama, mama… te llevo a ver el caballito de mar”
Bruna por su parte no está decidida a quedarse atrás y a pesar que el caballito queda demasiado lejos y demasiado fondo, afirma con tal asertividad que ella también sabe nadar y quiere ir a verlo, que hemos tenido que conseguir unos manguitos para que flote.
Otro día, tras un intento fallido de ascenso al Volcán Sierra Negra por exceso de niebla y lluvia, nos acercamos a la Laguna de los Flamencos. Está a las afueras del pueblo y allí encontramos una quinzena de ellos. Nos sorprende su color tan intenso.
Puerto Villamill hay también un Centro de Recuperación de Tortugas Terrestres como el que visitamos en la Estación de Investigación Charles Darwin en Puerto Ayora.
Desde Centro, tomamos un hermoso sendero que nos acerca hasta la playa grande de la Cuna del Sol.
El paseo por la playa puede alargarse hasta tres quilometros. Nosotros vamos algunas tardes. Las carreras de cangrejos fantasmas son divertidísimas. Su aspecto de cerca todavía lo es más.
También encontramos una cría de tortuga marina que no ha logrado alcanzar el agua.
A la altura del malecón se encuentran unas escaleras y una pasarela elevada ofrecen una espectaculares vistas sobre el Pacífico. Le llaman Iguana Point.
Todavía estamos pendientes de ver los piqueros patas azules y las tortugas nadando, pero sin duda los días en Isabela son tranquilos y sorprendentes a partes iguales.
"Puerto Villamil y el caballito de mar" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Espectacular!!!
Felicitats, guapus…
El vídeo, boníssim.
Petons
que bonito
Mía, Valía… Jana y Bruna os extrañan mucho. Han preguntado cuando podrán volver a veros. Dice Jana que os mandará una carta con las fotos desde Barcelona. Besos
Hola Jana, Hola Bruna!!! Hola Xose y Silvia.
Siento la enorme necesidad de vaciar mis bolsillos y emprender ruta a tan maravillosas tierras para vivir vuestra experiencia, me dais envidia sana.
“La sabiduria se ve, por encima de todo, en la calidad de la vida que practica el sabio”.
Una besada.
Toni, tu fuiste uno de nuestros primeros “descubrimientos” de este viaje y uno de los más queridos de todo el trayecto. Estamos seguros de que continuaremos juntos también a partir de ahora. Petons