Nuestra llegada a la isla Santa Cruz, la Indefatigable, ha supuesto también nuestro reencuentro con Darwin. Seguimos sus pasos y los del Beagle desde Tierra del Fuego hasta Chiloé, y aunque él -al igual que nosotros- también transitó por las áridas tierras de Arequipa en Perú, la verdad es que por aquellas latitudes no le prestamos mucha atención.
Llegar a Puerto Ayora ha supuesto para todos un entrañable reencuentro con Charles. Las niñas hablan de él como si fuera un abuelo que les explica cosas interesantísimas sobre animales y plantas. Han vuelto a gritar ¡Darwin, Darwin! por las calles cada vez que nos cruzamos con alguna de las muchas imágenes suyas que encontramos por la ciudad.
Hemos recuperado también el recuerdo del fantástico cuento infantil “We’re sailing to Galapagos!” de Laurie Krebs & Grazia Restelli con el que hace más de medio año alimentábamos la fantasía de nuestro próximo viaje. Aunque Jana no acaba de entender porqué el encuentro con los animales no tiene lugar en el mismo orden que listaba el libro: “el lunes veremos tortugas gigantes, el martes albatros, el miércoles iguanas, el jueves cangrejos de lava, el viernes alcatraces de patas azules, el sábado leones marinos y el domingo la fragatas!”, lo cierto es que ya los hemos visto casi todos… y muchos más!
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El segundo día en Puerto Ayora paseamos hasta la Estación científica Charles Darwin. Recorremos sus instalaciones y vamos aprendiendo cosas.
Su proyecto estrella es el de cría y reintroducción de tortugas terrestres. Los huevos se colectan de los nidos del campo y se llevan al Centro de Crianza. Allí pasan entre 120 y 150 días en la incubadora hasta que nacen las crías. La temperatura de incubación determinará si son macho (28 ºC) o hembra (29.5 ºC). Cada tortuga es marcada con el color identificativo de la isla de origen y un número propio. Las tortugas recién nacidas se mantenen en el terrario Guardería durante los dos primeros años, para protegerlas de posibles depredadores.
Luego pasan al Corral de adaptación, un hábitat natural en el que se reproducen las duras condiciones de vida que encontrarán en su hábitat natural. Allí permanecen hasta que la curvatura de su concha llega a medir entre 20 y 25 cm, es decir entre 4 y 6 años, momento en que son llevadas de regreso a su isla de origen.
Pasear por la Estación también nos ha permitido observar unos espectaculares ejemplares de iguanas terrestres. Galápagos cuenta con dos especies endémicas, que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Ambas se encuentran entre las más grandes y son extremadamente vulnerables a la actividad humana. Nosotros nos quedamos enbobados con sus colores y con sus “trajes”.
La Fundación Charles Darwin está detrás detoda esta labor de investigación. Y aunque el pabellón de exposiciones ahora no está abierto al público si pudimos contemplar este ejemplar de lobo marino.
Sin duda, estos primeros días en Galápagos nos han permitido constatar que éste es un lugar increible. Un paraíso para cualquier amante de la naturaleza y para todos los niños. Desde el Parque Nacional Galápagos se hace una gran labor de sensibilización y preservación de los diferentes hábitats. Los paneles informativos están en todas las zonas de interés naturalístico, los mensajes concienciadores en múltiples fachadas, los guías oficiales del Parque acompañan grupos continuamente… y los niños exclaman un “no, no!! los animales no se pueden tocar!!” a cualquier turista que pretenda comprobar que efectivamente todo esto no es atrezzo. No tocar, no alimentar, no flash, no acercarse a menos de dos metros.
A parte de espectaculares animales, nuestra estancia en Puerto Ayora nos ha ofredido otros muchos momentos cotidianos.
"Re-encontrándonos con Darwin en Puerto Ayora" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Fotos mooool macas
Ens ha encantat el vídeo dels cranc lava menjant amb les seves pincetes i esteu guapíssimes a totes les fotots, especialment a la titulada “felices contemplando …”, esteu envoltats de meravella, una abraçada ben forta
Oh, Silvia, qué viaje tan bonito! Es el primer artículo que leo, espero leer muchos más! Es el viaje de una vida, mamma mía, qué pasada!!! No sé si algún día podré ir, pero parece un lugar y unos animales preciosos. Y se os ve muy bien. ¡Felicidades! Un abrazo,
Soy Alex CQPero.
Que morenes que esteu!! Quina passada que tingueu tants animals tan a prop!
petonets