Hace 10 días que llegamos a Chiloé y nos hemos instalado en una agradable calma. Después del ajetreo de los días anteriores -avión, bus, más bus, barco y aún más bus- nos apetecía descansar y en casa de Lucía y Luís hemos encontrado el bálsamo del viajero.
Es muy significativa la forma en que Jana y Bruna se comportan cuando entramos en una casa nueva. En algunos sitios se abrazan a nosotros como lapas y les cuesta hacerse al nuevo ambiente. En otros se convierten en la alegría de la huerta nada más entrar. Nos ha pasado en Samarce House (Punta Arenas) y en Los Cormoranes (Ushuaia) y nos ha vuelto a pasar en Rucachelín. Es como si tuvieran un detector de “hogares”, más allá de la habitación de un hostal o un apartamento.

Bruna está encantada con “Lutía”, y Lucía, que está esperando su segundo nieto, no puede evitar reirle todas sus monadas
Mientras escribo estas líneas Bruna está recorriendo toda la casa buscando a “Lutía” para explicarle alguna cosa sobre su muñeca mientras Jana y Sílvia dibujan en la amplia cocina. Hay momentos del día en que la palabra que mejor describe mi estado de ánimo es “placer”. Pero también hay otros momentos de frustración y de rabia. Son momentos que quizá no salen en nuestras entradas pero que están ahí y forman parte del viaje. Casi diría que son uno de los motivos del mismo.
A veces te tienes que ir a 12000 quilómetros de distancia a buscarte.
Viajar con niños es adaptarte a su ritmo. Buscar la mirada infantil y curiosa en todo lo que ves o haces. Explicar una y otra vez lo que pasa a su alrededor, parafrasear hasta que se te agota el diccionario. También significa enfadarse, sobretodo con uno mismo, intentando encontrar la manera de acompañarlos en sus propios miedos y frustraciones. Y fallar, a menudo. Viajar con niños no es muy distinto a vivir con niños, con la diferencia de que a menudo, cuando estamos en casa, no lo hacemos.

Bruna es tozuda perseverante como su madre y nada le impedirá meterse en el agua, por muy fría que esté
Debo reconocer que aún me cuesta conciliar el ritmo del viaje en familia con esas ganas del turista de estar todos los días moviéndome arriba y abajo, explorando, conociendo sitios nuevos y diferentes. ¡Hay tántas cosas que ver en estas islas! Tantas que es imposible acabárselas en dos semanas.
Pero hay días como hoy, en los que te levantas por la mañana y no tienes planes para el día. En la cocina Lucía está preparando el desayuno y te sientas a una mesa servida con mantequilla y mermeladas caseras, queso que hace el vecino, jamón de pavo y marraquetas acabadas de salir del horno. El café es soluble pero te lo preparas con placer mientras comentas con ella los resultados de las elecciones en Grecia. Lucía siempre tiene conversación y las sobremesas a menudo se alargan. Su vida y la de Luís se merecen una entrada propia o incluso un libro.
En días como éste recupero las sensaciones de los veranos de mi juventud en el pueblo de mi madre. Ese gran placer de no tener nada que hacer excepto abrir los pulmones de par en par y llenar los ojos de aire fresco. Frente a la casa, a lo lejos, un transbordador cruza el Canal Yal hacia la Isla Lemuy. Una pareja de queltehues miran el horizonte con sus ojos rojos desde una pequeña loma junto a la casa. Se oye el rítmico golpear de un martillo en alguna de las casas vecinas y las niñas jugando en la sala de estar.
A veces te tienes que ir a 12000 quilómetros de distancia para sentirte en casa.
Ya es casi la hora de cenar. Jana y Bruna juegan bajo la mesa de la cocina, Sílvia sigue dibujando su palafito y yo espero poder publicar esta entrada hoy. Después de cenar se mantiene la rutina de casa: dientes, cuento, masaje (ejem) y a dormir. Pero entre medio se ha colado un elemento más. Ninguna de las dos se irá a la cama sin darles a Lucía y Luís un fuerte abrazo y un beso de buenas noches.

"Rucachelín, volviendo a casa" por Sin piedras en los bolsillos (familia Bosch-Pérez) se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Ja fa dies que em preguntava com portàveu aquesta sensació que tan bé has descrit, xose: trobar un equilibri entre els insaciables interessos de dos adults que trepitgen paisatges únics i llunyans, i el ritme incansable de dues nenes a qui les coses més quotidianes és el que més els agrada.
Però,pel que dius, n’esteu aprenent, no? Encara us queden mesos per endavant. Segur que us en sortireu!
I m’alegro molt que estigueu trobant llocs tan entranyables i on us pugueu sentir tant a gust. Aquí continuem llegint-vos amb una enveja sana, amb els plats apilats a la pica i la roba per recollir
Petonets, guapos
Realment és un viatge diferent en molts aspectes i cal trobar la manera de viatjar. Estem veient quines coses funcionen i quines no: el tipus d’allotjament, les activitats que fem, el temps que necessitem per adaptar-nos a un nou lloc,…
També sabem que encara hi ha temes importants per els que no hem trobat encara el moment.
Però tenim la sensació de que tenim tot el temps del món…
Aquesta vegada, m’has fet plorar….
Quant m’agradaria estar en eixa cuina amb vosaltres, mentre el sol entre per la finestra i xarrar serenament amb Lucia (contemplar el seu esguard relaxant, els cabells blancs…) per assaborir eixa calma que habitualment no tenim en la nostra vida diària. I aprendre, aprendre a viure, sosegadament….
Gràcies família!
Marxem de Rucachelin en dos dies i sabem que aquest lloc, la Lucía i el Luís ens deixaran empremta. Us entenem perfectament. Ja estem pensant en quant tornarem a Rucachelin!
Myriam seria un pla ideal: reunir-nos en aquesta cuina per xerrar hores i hores… política, viatges, records, criança… Marxem dijous i ja estem enyorats. Les nenes abracen tot el dia la Lucia com si sapiguéssin que potser no ho tornaran a fer. Gran destí de pas, gràcies nosaltres4viatgem.blogspot.com.es per inspirar-nos a venir.
Menudas fotos estáis haciendo, las de Jana y Bruna son increíbles
No sé si hace falta 12000 quilómetros, pero descubrirse poco a poco a uno mismo es un ejercicio que hacer durante la vida.
De las tropecientas mil fotos que hacemos alguna tiene que salir bien…
Hola, Xose, Sílvia i família. Encara que no us hàgim dit res, seguim en silenci el vostre blog.
Aprofito ara que els nens són a l’escola i, amb un te a costat, et felicito per l’aniversari, Sílvia !!!!!!! (si el calendari de la cuina no m’ha enganyat)
Us portem al cor.
Marta
Marta, moltes gràcies!! Nosaltres també us enviem una abraçada des de Chiloé. Està sent un dia d’aniversari d’allò més especial, perduts en una granja a les afores d’un petit poble, amb una família encantadora, una sortida en barqueta a veure saltar els dofins al voltant nostre i rebent petons i abraçades d’arreu. Realement feliços de compartir aventura també amb vosaltres. Petons als quatre.
Quina joia veure les cares de la Jana i la Bruna. Una abraçada i molts petons
Ens alegrem moltíssim que estigueu disfrutant tant. Xose, aquest escrit ha estat increible. Ben trobats!!! petoooons.
Deu meu la Bruna sembla grandisima, ja ha passat tant de temps?? Llegint aquest blog realment sembla que el temps te diferents mesures a diferents llocs… Xose dius que heu d’anar a un ritme mes lent del que t’agradaria, i a mi em sembla que feu milions de coses, coneixeu infinitat de llocs, viviu innumerables aventures… aqui, seguim amb les rutines diaries.
“Viajar con niños no es muy distinto a vivir con niños, con la diferencia de que a menudo, cuando estamos en casa, no lo hacemos.” – Agh. Aixo m’ha dolgut. Perque tens rao…
A veure si tots aprenem una mica amb vosaltres.
Petons!!! I felicitats Silvia!
Maruxa